Page 100 - Antologia_2017
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blanco, los silencios, los negros y blancos puros, etcétera. En otras
palabras, nos obliga a pensar la experiencia expresiva humana
como si fuera una radiografía: para comprender, debemos aprend­ er
a leer al revés. En lugar de asimilar palabras, habrá que aprehender
–como quien dice– los espacios alrededor de las palabras, los que
hay, pues, entre líneas, en todo lo que hacemos y producimos como
seres humanos.

    Ricardo Medel Esquivel es filósofo de las matemáticas, y lo
que más le fascina son las recreativas, aquellos juegos en los que
intervienen la lógica, el razonamiento, la inteligencia y hasta la
sensibilidad, pero sin la intervención de números o cifras. Para
decirlo de otra manera, Medel nos obliga a entender las matemáti-
cas como posibilidades metafóricas, o las metáforas que nos ro-
dean cada día y que no reconocemos como tales. A la manera de
los trabajos de Suárez Gómez, los de Ricardo Medel Esquivel nos
invitan a ver el mundo desde otra perspectiva, en términos de for-
mas, y las relaciones entre éstas, cómo moverlas de manera
eficiente para construir otras, cómo está construido el universo,
nuestro universo. Detrás del juego están los pensamientos más se-
rios, pero la mejor manera de llegar a ellos, según Medel, es me-
diante el juego.

    Si Medel trabaja con los conceptos de proporciones y tama-
ños, Diego Ortiz procura entender el mundo no desde la perspec-
tiva humana, sino desde lo infinitesimal, desde el punto de vista
de una mosca. ¿Cuál sería la historia del ser humano vista a par-
tir del promontorio en el que se posa una mosca, digamos, des-
pués de una gran batalla, como la de Waterloo, por ejemplo? ¿Cómo
redactaría una mosca la carnicería que allí se dio? Ortiz se mete
en el telescopio al revés y se propone desentrañar el lenguaje de
las moscas, y el de los seres humanos que –a la manera de éstas–
se abocaron a examinar lo minúsculo, sus infinitos laberintos
cada vez más pequeños e invisibles para quienes pasan caminan-
do a gran velocidad. La delicia de los ensayos de Ortiz radica en
cómo rastrea esta obsesión en otros pensadores y autores de todo
el mundo y a lo largo de la historia, desde el mundo clásico has-
ta nuestros días. Las moscas y el universo de lo minúsculo estu-
vieron aquí antes que nosotros, y con seguridad seguirán aquí

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