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ENSAYO CREATIVO

que contagiaba y ponía en riesgo la reproducción de una clase pri-
vilegiada, la representante de la “nación”. Estas ideas, sigue Pre-
ciado, llegaron a América por conducto de Benjamin Rush y
Edward Bliss Foote, quienes pensaban que la masturbación impe-
día “el ‘magnetismo animal’ entre los sexos”. El sujeto que hacía
justicia por su propia mano se convirtió entonces en un supuesto
problema estructural. En consecuencia, las estrategias de control
atravesaron gran parte del espectro de la vida cotidiana. Así se
pasó a dominar el cuerpo desde “los regímenes del desayuno a los
regímenes del tacto sexual, de los Cornflakes Kellogg’s a los cin-
turones antimasturbatorios”. Este tipo de vigilancia se volvió más
sublimada, más difícil de asir y cuestionar, por estar entretejida
con otras prácticas.

    Es también conocido el balneario-sanatorio de Kellogg en Ba­
ttle Creek, Michigan, donde uno de los ejercicios más comunes
eran los tratamientos colónicos para limpiar el intestino: enemas
en los que se utilizaban hasta cincuenta litros de agua. Este visio-
nario de la vida sana también aconsejaba la circuncisión, así como
la inyección de fenol en el clítoris con la intención de eliminar el pla-
cer sexual. La digestión estaba estrechamente relacionada con la
ad­m­ inistración del placer: para evitar la masturbación proponía la in-
gesta de cereales. La higiene y la mutilación, el agua y el fenol, el
desayuno y la castidad se asociaban, cual binarismo de género, para
cerrar posibilidades, para normalizar lo que no tenía por qué ir de
la mano. El flujo del capital de las industrias Kellogg’s tuvo su co-
rrelato en el control de los fluidos corporales que sólo estaban al
servicio de la reproducción.

    El cuerpo y los productos guardan una relación estrecha por-
que pertenecen a un mismo proceso de manufactura. Kellogg so-
metía el ano en tanto que administraba el recorrido de la digestión,
desde la boca a los intestinos. Comer cereal en el desayuno surge
para fabricar un ideal. Los productos de consumo se funden en prác-
ticas ordinarias que nos diseñan y editan a diario. Además, quién
desea una buena cogida cuando te acaban de pasar cincuenta litros de
agua por el culo. Los objetos y las conexiones (físicas o digitales)
nos configuran. Me gusta masturbarme antes del desayuno o de
cualquier otra actividad que me inserte de nuevo a lo cotidiano. El

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