Page 212 - Antologia_2017
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NOVELA

    Caminó por la tienda y se detuvo en la parte de los vinilos.
Miró las consolas portátiles con pequeñas ranuras usb. Los cables,
los colores, las bocinas.

    Estos gringos ociosos piensan en todo. Tal vez compro unos ace-
tatos y los escucho en la habitación, de cara al lago del Bellagio,
se dijo.

    Se acercó a los estantes de discos y reconoció el rostro de Dy­
lan en la portada del Blonde on blonde. Y luego tomó entre sus
manos The essential Bob Dylan. Se quedó con los ojos como dos
platos cuando llegó a Ultimate Sinatra, que ya no soltó. Y tomó
entre sus manos todo el jazz que encontró. Gerry Mulligan, Harbie
Hancock, Charles Mingus, Miles Davis, Charlie Parker, Dizzy Gi-
llespie. Los sonidos de saxofones y trompetas enloquecidos sona-
ban en sus oídos mientras caminaba entre las tornamesas de colores.
Lea apareció a su lado.

    –Te recomiendo este. Es ligero y wow, mira, ábrelo. Ligero,
portátil y el sonido es increíble.

    Cuando Génesis pagó agradeció a Lea. Ella sonrió y dijo no hay
problema. El viejo miró su pelo rizado y hombros descubiertos.

    –Génesis. Mi nombre es Génesis.
    –Es extraño. Me gusta.

Estaba cansado y tenía sed. Al interior del centro comercial se detuvo
en una barra a la mitad del pasillo para refrescarse. Se sentó y pregun-
tó por las bebidas exóticas y de colores que se mostraban en la carta.

    –No hay bebidas, pero sí gas.
    –¿Gas?
    –Oxígeno. Aquí servimos oxígeno.
    ¿Es una broma? ¿Gas? ¿Dijo gas?
    –¿Oxígeno?
    –Tenemos shots de oxígeno. No tenemos bebidas sino shots.
Shots de oxígeno.
    Génesis imaginó que para esa hora estaría colgado a la mitad
de su habitación, muerto, con los ojos en blanco, pero ahora estaba
frente a un joven que le ofrecía oxígeno a través de una tira plástica.
En fin, pensó. Y luego de unos minutos de indecisión pidió la car-
ta, se arremangó la chamarra Adidas y se conectó a la mascarilla.

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