Page 119 - Antologia Jóvenes Creadores Primer Periodo 2014-2015
P. 119
Damián Comas
Cinética
El temblor de mis manos es una de las tantas cosas que un día bro-
taron y que no logré controlar. Hoy reconozco que la mayor parte
de mi existencia no la alcancé siquiera a comprender, mucho menos
a interiorizarla, pero la viví como si fuera del todo mía, aunque, cla
ramente, no lo era.
Recuerdo una escena o más bien una historia de mi juventud.
Salí al balcón y me encontré con las plantas que coleccionaba en
macetas. Como recién había llovido la tierra estaba húmeda. Sinead
cocinaba unos huevos revueltos y se mostraba contenta de servirle
a un nuevo hombre en su vida. Era una mujer conservadora, tal vez
por eso me sentía tan solo en su compañía. Tomé un poco de tierra
húmeda, moldeé el barro en mis manos y me di cuenta de que
Sinead y yo no teníamos futuro. Pasé la bola de tierra de una mano
a otra, miré a los transeúntes que caminaban por la acera, bajo el bal
cón, y entre ellos noté a una mujer elegante, de abrigo color crema,
que estaba a punto de cruzar bajo mis pies. Miré a mi alrededor, me
aseguré de que no existieran testigos, y le lancé la bola de tierra
dando un forzado brinco hacia atrás para que nadie me viera.
Agachado, me sacudí por completo la tierra de las manos y re-
gresé al interior del departamento. Sinead seguía en la cocina y
exclamé: “I’ll get some cigarettes!”. Corrí al descender las escale-
ras del edificio y antes de llegar a la salida, la observé tras el ven-
tanal: un rostro furibundo, pero indudablemente hermoso y, como
buena dublinesa, se quejaba a gritos e insultos. Abrí la puerta del
edificio y le ofrecí mi ayuda. Se quitó la gabardina y la sacudí con
la manga de mi suéter. Ella sonrió logrando esa mirada que da el
119