Page 120 - Antologia Jóvenes Creadores Primer Periodo 2014-2015
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novela

“sí” y le insistí en que la tierra no le quitaba nada a su belleza. Le
ayudé a cargar sus bolsas. Caminamos una cuadra. Le llamó la aten­
ción mi acento. Me ofrecí a acompañarla durante todo el camino
bajo la excusa de que tenía el día libre. Ella, Maire, hablaba tan rá­
pido que me demostraba su neurosis. Me gusta su acentuada nariz
y debía medir un metro ochenta al menos, su frente quedaba a la
al­tura de mi barbilla. Sinead me esperó durante horas y lo último
que supe de ella fueron los huevos sobre mi colcha.

    Semanas después, un poco borracho y dentro de un escandaloso
pub, le confesé a Maire que yo había sido el autor de la bola de tie­
rra. Recibí una dolorosa cachetada y me llevó un eterno discurso
tranquilizarla hasta que desquitamos todo el desencuentro en su
cama. Cuando la miré con los pechos sudados y lanzándome un
aliento a cebada en cada quejido que nacía de muy adentro de su
plac­ er, sucedió una pausa: sentí náuseas por ella, por ese soplo pes­
tilente, por su neurosis y su continua falsa modestia. Terminé den-
tro de ella y me di cuenta de que no teníamos futuro. Al recostarme
a su lado, por primera vez, me regaló un “te amo”; justo cuando iba
de salida a ella le brotó el amor. Le mentí en mi respuesta y a la ma­
ñana siguiente, mientras Maire cocinaba unos huevos, le dije que
de­bería tener un balcón en su apartamento. Me preguntó: “for what?”,
pero no contesté, observé mis palmas temblar y regresó la misma
inquietud.

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