Page 18 - Antologia Jóvenes Creadores Primer Periodo 2014-2015
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cuento

mano manipulando un pequeño artefacto de metal sobre sus geni-
tales. No fue sino hasta muchos años después cuando se cuestionó su
preferencia por los cuerpos femeninos en ese tipo de grabaciones.
La respuesta era clara: los usuales comentarios masculinos, deni-
grantes y desbordantes de testosterona de los que era testigo a dia-
rio, siendo su cuerpo el motivo de tales o no, la hastiaban. Aquellas
bestias lo único que sabían hacer era embestir, por cualquier ori­
ficio, cuerpos frágiles y hermosos, sin detenerse un minuto a ad-
mirar algo más que sus miembros en el cuerpo ajeno, sin pensar en
nada más que derramar su repulsivo líquido espeso y blanco para
marcar el territorio.

    Ver esas cintas a escondidas, obtenerlas sin permiso y tener que
devolverlas en completo sigilo le añadían la emoción necesaria
para volverlo todo un rito excitante, desde esperar la protección de
la soledad hasta regresar el objeto a su lugar original. En ocasiones
debía hacer un juego constante y repetitivo entre el rewind y el
forward con la cinta para llegar al punto específico en el que su
hermano la había dejado y no levantar ninguna sospecha.

    A los catorce años conoció el inmenso placer del onanismo.
Ent­onces pudo considerar al aislamiento como el primer aliado de
la satisfacción; la imaginación fue el segundo. Sin necesidad de en­
señanza previa, un conocimiento nato la guió desde la primera vez,
cuando una tarde de domingo, en el hogar familiar, no pudo reprimir
unos leves gemidos espontáneos al llegar al orgasmo, esa exaltación
que sería el leitmotiv de su existencia.

    Con quince años y nulas expectativas, su primer encuentro se-
xual fue más incómodo que placentero. Conoció la limitación de
ciertos hombres enfocados en el placer propio o ignorantes casi
por completo de la anatomía femenina, y también que a estos últi-
mos se les podía mentir sin miramientos en relación con su desem-
peño sexual.

    Meses después se decidió a experimentar con su mismo género
por simple curiosidad, como un paso natural en el desarrollo de
todo adolescente. Así fue como participó de cierta complicidad y
fraternidad que nunca tendría con el sexo opuesto.

    Sus consideraciones con los varones fueron disminuyendo cada
vez más, hasta que en cierta etapa de su vida, después de los veinte

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