Page 21 - Antologia Jóvenes Creadores Primer Periodo 2014-2015
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lola ancira

rantía era que, a partir de la entrega, vivirían al menos durante
tres años.

    Las imágenes e historias que encontró durante más de dos ho-
ras de búsqueda no la abandonarían jamás: si una niña cruzaba por
su campo visual, inevitablemente la imaginaba sin extremidades y
vendada por completo, a excepción de los orificios vitales. ­Cuando
la madre le sonreía o saludaba cordialmente, ella respondía al gesto
con la misma simpatía. En cierta ocasión, visitando a su dentista,
al ingresar al consultorio observó en otro cubículo a una nena con
un singular instrumento dental que le prohibía cerrar la boca. Por
instinto recreó una escena con la niña rodeada de diversos artefac-
tos llamativos, siendo víctima de dispositivos médicos innecesarios
y en extremo crueles.

    Si todavía no tenía su propia Lolita era simplemente por lo cos-
toso, por lo que se dedicó a leer cuidadosamente cada detalle con el
que eran creadas e investigó sobre los diversos procedimientos qui-
rúrgicos, las técnicas y los recursos y suministros médicos necesa-
rios para lograr el objetivo de la manera más satisfactoria posible.

    Durante ese proceso no estuvo con Gabriela, pero logró tener
todo dispuesto en poco tiempo. La tarde esperada llegó y la niña
mostró una docilidad aprendida que le sentaba a la perfección, pa-
recía aceptar su futuro maquinalmente, tener un natural instinto de
extinción.

    Después del primer sedante administrado en su bebida, era un
ser admirable: el rostro tranquilo y la postura relajada en una posi-
ción excepcional. Había logrado desnudarla sin oposiciones y en sus
ojos entrecerrados se podían pensar las últimas imágenes con que se
despediría de este mundo. Comprobó que aquellos tres lunares si-
métricos eran su única seña particular.

    Pasaron tres horas y el segundo sedante fue inyectado. Su cuer-
po cedió por completo y el tiempo apremiaba. No sabía si alguien
más había visto a la niña entrar a su casa; si la madre, por alguna
ext­raña razón, la estaría buscando ya o si la policía irrumpiría en
cualquier momento a escudriñar por doquier.

    La condujo entonces a la habitación que había acondiciona-
do, aislada acústicamente por completo, donde procedería a reali-
zar las modificaciones necesarias. La recostó y sujetó con fuerza

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