Page 126 - Antologia Jóvenes Creadores Primer Periodo 2014-2015
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novela

las Fiestas de Independencia, durante los cuatro periodos presiden­
ciales de Estrada Cabrera.

Los maestros pasaban hambre y ocupaban posiciones desmerecidas
en el aparato administrativo, y los niños no tenían libros ni útiles
es­colares, y las escuelas no tenían techos ni paredes ni puertas, aca­
so una piedra puesta en cualquier lugar como promesa de una es-
cuela futura, y junto a la piedra escolar no se enseñaba aritmética
o geografía: los niños debían aprender a ser melifluos y se les ense­
ñaba a adular al “Protector de la juventud” aduladora de un país
con noventa por ciento de analfabetos.

    Y mientras tanto en La Sorbona, el escritor Gómez Carrillo
pres­umía que sólo en Guatemala se celebraba la educación antes
que la guerra; nada de toma de la Bastilla o día de la reconquista de
Madrid, no había sangre que recordar en los festejos que impulsaba
Estrada Cabrera, y los alemanes veían en Guatemala a la Atenea del
Nuevo Mundo, y a finales de octubre se cubrían de flores las calles
de las cabeceras departamentales y de la capital, y todos iban al tem­
plo con sus mejores indumentarias para ver a sus hijos cantar loas
al dictador, y se aprovechaban los festejos para introducir discipli-
nas deportivas como el ciclismo y el futbol, y en 1914 vuelan avio-
nes sobre las Minervalias, y en 1915 Rubén Darío escribe un poema
para celebrarlas, y ese mismo año la United Fruit Company, que
tanto habría de lastimar a Guatemala, regala un viaje a Estados Uni­
dos al niño que obtenga la mejor calificación en el examen de inglés,
y cada año se desvelan bustos de liberales ilustres, incluso del me­
xicano Benito Juárez, y hay desfiles de autos, y cuántas veces vieron
los guatemaltecos al señor presidente civilizador con la sonrisa fran­
ca y expresiva en los labios, honrando la paz durante la Primera
Guerra Mundial.

Las fiestas de Minerva duraron veinte años, hasta 1919, y luego los
templos quedaron en el abandono, como ruinas de una dictadura
si­niestra, como guiño sarcástico de la historia. En 1933, el escritor
Aldous Huxley viajó a Guatemala y durante un recorrido en ferro-
carril, entre aldeas pobres, vislumbró “un gran templo griego cons­
truido de cemento y hierro acanalado… Mientras partíamos entre

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