Page 129 - Antologia Jóvenes Creadores Primer Periodo 2014-2015
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pablo piñero stillmann

letra representa al acrónimo en sí. Por ejemplo, en la política, esta­
ba opción, Partido Convocado de Izquierdas Organizadas Nacio-
nales. ¿De dónde venía la “o”? ¡De opción! Su papá puso también
el ejemplo de mapa: Asociación de Padres Ateos. Y claro, estaba
jalar, la Asociación Latinoamericana de Acrónimos Recursivos.

    Julio apenas durmió esa noche. Hizo una pequeña lista mental
de acrónimos recursivos que encontró en línea y una gran lista de
acrónimos recursivos inventados por él: php, Hypertext Prepro­cessor;
hipo, Instituto Profesional de Otorrinolaringólogos; ojo, Junta de
Oculistas; ona, No es Acrónimo; beba, Escuela de Bartenders Aso-
ciados; queso, Unidad de Espías Supuestamente Olorosos. Es­tuvo
obsesionado con estos pseudoenigmas unos meses hasta que un día,
de la nada, perdió todo interés por ellos.

    Luego, más de dos décadas después, buscando empleo, Julio ad­
virtió que una de las escuelas que buscaban maestro de computación
(en calidad de urgente) tenía un nombre particular: bests, Escuela
Secundaria Tecnológica Superior. Le entró una nostalgia terrible
por sus días de alumno de primaria, por el viaje al iman, por la con­
versación (y todas las conversaciones) que había tenido con su
papá. Lo último que Julio quería era dar clases en una escuela. Y, sin
embargo, mandó su currículo y carta de presentación.

    Cuando fue a la entrevista quedó maravillado por el bosque ro­
deando las instalaciones, el río ancho y casi transparente, la mag-
nitud del C. C. Foxconn, en ese entonces apenas en construcción.
Montana tenía razón: forma, forma, forma. Prueba de ello era que
Julio pasaba sus días en la escuela triste y angustiado. Le dejaron
de impresionar el verde del bosque y el agua del río. El concepto del
acrónimo recursivo se le hacía una estupidez innecesaria.

    Ese jueves, tras media hora de vagabundear en sus sistemas de
mensajería y redes sociales, Julio por fin salió al patio frontal Íñigo
López Campos (1933-2017), donde el alumnado ya esperaba la aper­
tura de las puertas.

    —¡Tenis! —escuchó que le llamaba Bastiana Sevilla, sentada
en el suelo adoquinado.

    Bastiana, con sus accesorios de siempre —una venda en la ca-
beza y guantes de portero en las manos— estaba con Vero Rapp
quien, sobre sus piernas en posición de loto, tenía una pantalla.

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