Page 145 - Antologia_2017
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Abril Castillo Cabrera

                         La espera
                       (fragmento)

Tengo hipo desde que salgo de casa. Me asomo por la ventana del
departamento y a lo lejos alcanzo a ver llegar el coche rojo de mi
papá. En lo que va del año ha tenido un coche gris, uno morado,
uno amarillo, uno blanco y ahora este rojo. El gris era demasiado
grande para él, dijo, y gastaba mucha gasolina. El morado parecía
de judicial. Hasta tenía unas letras o números en un costado, quién
sabe por qué. No hay nada peor que ser judicial en México. El
amarillo fue un préstamo. O tal vez es un recuerdo tergiversado de
esa camioneta que tuvimos cuando era niña. Al blanco nunca le
sirvió bien el clutch.

    La gente recuerda los coches por marcas, pero yo no sé nada de
eso, así que sólo se me quedan grabados los colores. El rojo lleva
apenas un par de semanas de vida y es el único coche nuevo. Los
demás eran usados. El rojo lo compró mi abuela y se lo dio a mi
papá. Mis papás se divorciaron hace un año y los sábados come-
mos con él.

    Tengo doce años.
    Veo el coche rojo por la ventana a lo lejos y me preparo con-
tenta para salir. Llevo diez minutos, veinte minutos, más de cuaren-
ta y cinco minutos asomada por esa ventana del comedor. Dob­ lando
el cuello, haciendo casi bizcos para alcanzar a ver tan lejos. Los
colores por suerte no necesitan definición. Los colores se recono-
cen y ya, aunque salgan borrosos.
    Veo rojo y sé que es mi papá. Así como antes mi papá fue gris,
morado, amarillo y blanco.
    Mi hermano no está este fin de semana.

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