Page 204 - Antologia_2017
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NOVELA

    –Ok.
    Comió el Breakfast sampler. Dos huevos, dos tiras de tocino
frito, dos salchichas de cerdo, dos rebanadas de jamón Virginia,
papa hash brown y dos pancakes clásicos, que acompañó con cua-
tro tazas de café. Mientras comía se imaginó la perorata de su car-
diólogo.
    –Mire, no le voy a quitar su tiempo. No siguió la dieta, señor
Montesinos. Tiene los triglicéridos por los cielos: ¿en qué queda-
mos?
    ¿Entonces, en qué quedamos? ¿En qué quedamos? ¿En qué
quedamos?, arremedó a su médico entre risas intermitentes.
    Lo devoró todo. Recordó que un par de semanas atrás lo había
decidido. Es el fin. The end. Se acabó. Ahora las cosas no le pare-
cían del todo claras. Como si el futuro que antes divisaba se viera
ahora cubierto por una telilla. O una mancha que se esparcía sobre
la superficie de los hechos por venir.
    Pidió la cuenta. Mientras esperaba tomó una servilleta y se
imaginó que ésta era una carta de un mazo de naipes. La levantó
por el borde e imaginó estar a la mitad de una partida en las Series
Mundiales de Póker. Génesis sintió la erección bajo su pantalón, los
latidos desenfrenados. Necesito sentarme a jugar, right now, se dijo.
    –­ All in. No, a ver, otra vez. Algo más convincente. All in. Eso. Así.
    ­–Su cuenta, señor.
    –All in.
    –¿Perdón?
    –Muchas gracias, señorita. Aquí le dejo la propina.
    –Muchas gracias y lo esperamos de nuevo. Vuelva pronto a
Ihop.
    Tomó un billete de cien dólares, lo dejó sobre la mesa y salió
corriendo del restaurante, atravesando el mar de gente, adultos,
viejos, niños, esperando su turno para entrar a la casa internacio-
nal de los pancakes.
    Después de caminar algunas cuadras llegó al Venetian con la
camisa empapada de enormes manchas de sudor. Los pies hincha-
dos y punzantes al interior de los zapatos negros. La frente y los
brazos perlados de sudor. La correa del reloj húmeda. La entre-
pierna mojada.

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