Page 384 - Antologia_2017
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DRAMATURGIA
forme va subiendo, mi vestido lucha por quedarse en el piso
de abajo, mientras yo lucho por mantenerlo en mi cuerpo. La
tela comienza a tronar y de pronto, de un dos por tres, estoy
semidesnuda frente a Gregoire. El vestido se prestaba para no
usar brassiere, así que aquí estoy, con las chichis al aire frente
a Gregoire. Los ojos de ambos crecen tanto que parecemos pes-
cados mirándonos. Gregoire, como un caballero, evita mirar,
pero mis pezones, como dos pupilas, le guiñan. Sudamos tanto
que nuestros pies chapotean. ¡Louise! Sus brazos se abren y
bracean sin saber dónde posarse. Quiere solucionarlo todo,
como un caballero. Los míos tapan, entonces, mis senos, pero
entonces mi entrepierna comienza a guiñar. Gregoire, de pron-
to, encuentra dónde colocar sus brazos: en las solapas de su
chamarra. Casi la arranca de su espalda y me cubre. Todo está
bien, no pasa nada. Sí, todo está bien, Gregoire. Su perfume
huele delicioso. Y yo miro sus pupilas, redondas y gigantes, os-
curas, como las de un gato. Reímos, prim ero en silencio y luego
a carcajadas. Gregoire. Louise. Entonces se abren las puertas
del elevador y miramos como por reflejo hacia la puerta de su
departamento. Su esposa está allí, con la peque en un brazo y
el niño a un lado, tomado de su otra mano. Dame a tus hijos,
yo sí sé lo que necesita Gregoire, pienso. Pero Gregoire voltea
a mirarme, con la boca muy abierta. ¿Lo pensé o lo dije?
¡Louise! ¡Louise! C’est trop tard. L’école, Louise. Quel est ton
problème? Pardon. Pardon, pardon.
Seis
María: Cállate, cállate, niñito,
pronto, toma tu lechecito.
‘Orita viene tu papacito
para que te lleve a pasear.
Como cosquillas, como cuando escurre una gota de sudor o
una lágrima por tu cara, pero más lento, pero por dentro. Más
bien, como cuando sientes cómo se va formando la saliva en
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