Page 388 - Antologia_2017
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DRAMATURGIA
María: No mires los colores y los brillos, no escuches la gritería,
voltea tus ojos para adentro, escucha adentro, escucha el tam-
bor de tus entrañas, los ríos que corren debajo de tu piel, los
cantos que te salen sin querer. Yo también los he cantado, ahí
contigo, adentro de ti. Soy tu aliento, tu canto, tu palabra.
Tararea una tonada suave y repetitiva. Malinalli cierra los ojos y
la sigue.
Malinalli: ¿Qué quiere?
María: ¿Qué quieres tú? Eres tú la que viniste a mi casa, la que
entraste a mi sueño.
Malinalli: Yo no sé, yo nomás estaba… (Pausa.) ¿Por qué? ¿Por
qué me tocó vivir aquí? Si por mí fuera, hubiera nacido en otro
lado y con otras gentes. Hablaría en inglés, y sería flaquita y
güera y tendría los dientes derechitos /
María: Éramos… varias, acaso unas quince, acaso unas veinte,
fresquitas, como tú, apenas aprendiendo a andar la tierra, ape-
nas creciendo en nuestros pechos la carne, apenas aprendien-
do las lágrimas y los calores de tlalticpacayotl, lo que es de la
tierra. Unas éramos pipiltin, gente de linaje, hijas de ocelotes,
de águilas; otras nomás maguey, maicito. Nos recogieron to-
das juntas, como mazorcas, y nos aventaron como al tianguis,
a ver quién nos recogía /
Malinalli: Tú no eres de aquí.
María: No soy, pero sí soy.
Malinalli: ¿De dónde vienes?
María: La más famosa de nosotras se llamaba como tú, Malinalli,
hierba.
Malinalli: ¿Hierba?
María: Pero luego la llamaron Marina, doña Marina, Malintzin /
Malinalli: ¿Malinche?
María: La Malinche.
Malinalli: ¿Tú eras de…?
María: Sí.
Malinalli: ¿Por qué estoy aquí?
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