Page 186 - Antologia_2017
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NOVELA
–¡Tengo derecho de poder hablar con mi familia sin escuchar
esos alaridos!
Se levanta del sillón y sale del departamento. Voy tras él. Mamá
se levanta y nos sigue.
–¿Qué te pasa? ¡Espera! –lo tomo del hombro, trato de interpo-
nerme y entonces me da un fuerte empujón que me tira al suelo.
–¡Aquí se hace lo que yo diga!
Sale. Yo sigo aquí, tirado y rabioso. Me levanto con la cara roja
y caliente. Veo una maceta que rompí al caerme, la tierra está re-
gada por el suelo. No puedo con la rabia y el odio.
–Ahora sí lloras, ¿verdad? De nada te va a servir conmigo…
–dice mamá.
No puedo creer que apoye la reacción de mi padre. Sigue ata-
cándome, llamándome inútil. Trago mucha saliva, me atraganto y
detengo la respiración con tal de no seguir llorando. Temo que me
estalle la cabeza.
Por fin regresa.
–¿Qué le dijiste a Reinaldo?
–¿Por qué te importa tanto que le reclame a ese imbécil? ¿Eres
maricón?
–¡Cállate, cállate ya, Ramón! Ni lo digas… Van a asustar a Oli-
via –interrumpe mi madre con los ojos desorbitados, tratando de
ahogar sus propios gritos.
No puedo hablar. Aprieto los dientes en un intento por controlar-
me, pero es como tener un animal vivo en el estómago. Me da la
espalda para recoger bruscamente su viejo portafolios. En ese mo-
mento, de haber tenido un cuchillo se lo habría clavado. Lo miro
directo a los ojos.
–¿Por qué me miras así? ¿Quieres golpearme? ¡Inténtalo! Ni
siquiera eres bueno para eso.
Me asusto de pensarme matándolo. Me levanto y voy directo a
mi cuarto, abrumado. Odio que me vean llorar.
–¿A dónde vas? Todavía no hemos terminado, ¡Ernesto!
No le hago caso. Me mareo. No quiero entrar a mi cuarto y ver
a Olivia. Necesito estar solo, eso me salvará de alguna manera. Mi
cuarto es territorio neutro gracias a mi hermana. Cuando hay un
problema conmigo ya sé que lo mejor es encerrarme allí con ella,
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