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ALDO ROSALES VELÁZQUEZ

    Un auto se frena abruptamente en el alto; después de unos se-
gundos nos llega el olor a caucho quemado. De nuevo pienso en
Robert Cassidy, en aquella tarde donde, de alguna forma, se aca-
bó aquello que comenzó en el ring contra Carrera. Me pregunto
si uno sabe, si uno siente, el día que la vida nos va a cambiar y
nada volverá a ser lo mismo.

    –Oiga, Carrera –le pregunto de repente–, ¿se ha puesto a pen-
sar cómo hubiera sido aquello si, ya sabe, usted no hubiera hecho
lo que hizo?

    Guadalupe se lleva las manos a la bolsa de la chamarra, una
pieza de pana gastada que tiene destrozados los codos. Baja la ca-
beza y patea un par de piedras invisibles; su gesto es el de un niño
regañado.

    –¿Eso también lo va a escribir en su periódico?
    –¿Le molestaría?
    –Creo que no –se queda callado por un segundo y continúa–,
a estas alturas, ¿ya qué más da?
    Espero una respuesta, pero no llega. Levanta la cabeza. Sus
facciones toscas, su nariz chata, reventada y cicatrizada hasta el
hartazgo, se pierden contra el reflejo del sol en el ventanal de la
marisquería.
    –Y ahora, ¿qué sigue, Carrera?
    –Pues lo que tenga que seguir –contesta sin voltear a verme–.
Tengo un primo que vive en el otro lado de la ciudad; tiene un
negocio.
    Muevo la cabeza en un gesto que no alcanza a parecer nada.
Uno es lo que es, y a veces la vida no alcanza para llegar a ser
algo más; así muere uno. Carrera morirá siendo boxeador. Puede
que haga pan, que cuide una tienda, que pida limosna, pero siem-
pre será un boxeador. A Cassidy, Robert Cassidy, cuando los doc-
tores le dijeron que ya no más boxeo, que lo tenía prohibido,
también lo encerraron en una jaula, como a Carrera, pero la de
Cassidy era del tamaño del mundo, del tamaño del tiempo, y sólo
había una forma de salir: y la tomó. Su padre sabía de lo que ha-
blaba cuando dijo que no fue un accidente lo de aquella tarde. Los
boxeadores tienen las manos tan llenas de combinaciones, tan lle-
nas de costal, tan llenas de cuerpos de adversarios, que ya no ser-

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