Page 61 - Antologia FONCA 2017_sp
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CUENTO

    –El recuerdo es cosa fuerte, entonces –le digo de pronto, y le
pregunto si cree recordar las cosas con fidelidad.

    –Igual y ya no. Luego las cosas que más recuerdas, las que es-
tás trae y trae de la bodega de la memoria son las que menos re-
cuerdas con claridad: se gastan. Le vas poniendo detalles. Le vas
agregando o quitando cosas. Es como un suéter que te pones dia-
rio: se le va el color, ya no parece el mismo.

    Se nota molesto, tenso, aunque no es por las preguntas: parece
sentir que algo se le está quedando dentro y no sabe cómo expre-
sarlo, no sabe qué palabras usar para poder sacarse eso que me
quiere decir.

    –A lo mejor yo no hubiera querido –recula–, pero de todos
modos lo hubiera tenido que hacer.

    Calla un momento y sigue atacando el plato. El esqueleto del
pescado queda limpio, como si nunca hubiera tenido carne.

    –A Asunción no se le decía que no –sentencia, y vuelve a su
silencio y a su tarro de cerveza, el cuarto que ha pedido desde que
llegamos.

    Muevo la cabeza como si afirmara, y el silencio es lo único
que puede capturar la grabadora de voz.

    –Sólo eso. Y ya le dije, pensé “es sólo una derrota, ¿qué le va a
quitar?”. El invicto pesa, eso se lo digo yo. No había mala inten-
ción. Yo pensé “dos rounds, máximo tres”, y ya; nocaut, o avien-
tan la toalla o el réferi para la pelea. Pero no pasó.

    No, no pasó. La toalla, la rendición, el nocaut jamás llegaron.
Aquello se fue a las tarjetas.

    –Era cosa del cinturón. Nada más eso –dice de pronto, al aire,
como quien lleva afuera sus cobijas para sacudirles el encierro–.
Creí que iban a aventar la toalla, o que de plano lo íbamos a
acostar.

    No sucedió ni lo uno ni lo otro. Cassidy era un tipo duro, muy
duro para su propio bien, quizá, como dice Carrera, aunque decir
eso es como quitarle un poco de responsabilidad.

    La dureza es algo que no se aprende en el gimnasio; no hay
ejercicio para ello, no hay una comida que te lo dé. Eso y el punch
–la libra, como dicen algunos–, son regalos que parecen venir
de un lugar más arriba del cielo, o de más abajo del infierno:

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