Page 41 - Antologia Jóvenes Creadores Primer Periodo 2014-2015
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joaquín íñiguez peón

cintura y la palidez de cadáver, Buendía sintió un escalofrío esca-
lándole el cuerpo.

    —Pobre hombre, quedó en terribles condiciones. No puedo mi­
rarlo. Su rostro, no sé, debe llevar días ahí, parece que el cabello le
ha seguido creciendo.

    —No, señor, es Remy, es parte del equipo y es inofensivo. Le
gusta el metal pesado, las cabras medievales y algunas cabras con-
temporáneas. El cabrón no está muerto, es un tanto tímido cuando
no está rodeado de los suyos. ¿O no, mi Remy?

    —Pos sí, así es.
    —¡A huevo, pareja!, así es la cosa.
    La verdadera escena del crimen aguadaba a cinco metros de la
banca, a tres de la comisaría más cercana. Con los intestinos desper-
digándose cual lombrices, con el estómago en florilegio, yacía el
cuerpo de un hombre joven con la piel amoratada y el rostro des-
figurado, envuelto en inexplicable aroma a jacaranda. Además, tal
cual narraban los casos anteriores, se hallaba rodeado por un sinfín
de mariposas amarillas. Parecían multiplicarse por segundo, ale-
teando a ritmo frenético y, para colmo de lo grotesco, alineadas en
coreografía.
    El periodista no pudo contener el vómito. Para su sorpresa, brot­ó
como un arcoíris desde el esófago. El sargento Espinoza le palmeó la
espalda para consolarlo, pero sólo consiguió sacarle el desayuno.
De regreso en la patrulla, Remy le aseguró que los chamanes de la
región incitaban a curar esos malestares lamiendo el musgo de las
banquetas y que, en la periferia de la ciudad, era habitual toparse dos
o tres madres arrastrando las lenguas de sus hijos sobre la escarpa.
En las enfermerías de las escuelas también era una práctica co-
mún. La mera idea curó a Buendía de su malestar.
    El cadáver, a ojos del buen observador, arrojaba información
sobre los hechos que precedieron su asesinato. Pero, sobre las ma-
riposas, la policía no tenía ni pista.
    —¿Y qué opina, entonces, de lo que vio? Para algo lo traji-
mos, ¿no?
    —Me parece, y disculpen si me equivoco, que podría tratarse
de uno de esos criminales exotistas. No es el primero ni será el últi­
mo, eso se los aseguro.

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