Page 180 - Antologia FONCA 2017_sp
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GABRIEL VELÁZQUEZ TOLEDO
Me invitó a subir y fuimos a cenar a un restaurante de los buenos.
Iba alterada, me dijo unas cosas sobre unas fotografías que tenía
guardadas y que necesitaba esconder. Después empezó con la
idea de buscar a su madre para embarrarle en el rostro que aho-
ra tenía muchos billetes. Ésa fue la última vez que la vi, hará unas
dos semanas. ¿Contento?
Se me acercó de nuevo, metió con agilidad sus manos en mis
pantalones y con una sonrisa descompuesta me dijo:
–¿Qué pues, no te animas?
–Ya te dije que estoy en horas de oficina, tengo que trabajar.
Mejor otro día.
–Pues esto también es trabajo, ¿a poco crees que va a ser de a
gratis?
–Es que así no funciona.
Tomó el comentario como una ofensa, me agarró y oprimien-
do mis testículos me dijo.
–¿Te da pena que vea que la tienes chiquita?, mira –dijo mien-
tras sacaba al aire mi miembro flácido– mi mano no es tan grande
y me cabe completa. –Empezó a reírse de forma sardónica.
–Ando un poco fatigado –le dije mientras trataba de controlar
el dolor para no despertar en ella un ataque psicótico.
–Paʼ mí que se te va la cocha al monte, ¿no es eso? Pinche ma-
ricón, para eso me gustabas. Por eso nomás andas de mirón con la
Lucía, ¿verdad?
Por fin me soltó, di un respiro de alivio y me abroché los pan-
talones mientras en la mesa inhalaba un poco más de cocaína.
–Son cincuenta y nada más por no contarle a nadie que te
aputarraste.
Tenía mi cartera en la mano y tras esculcarla rápidamente
tomó el único billete disponible:
–¡Pinche muerto de hambre, ni para eso te alcanza!; por ahí
hubieras empezado. Toma tu cartera hedionda y a ver si le vas pi-
diendo un aumento al pendejo de tu jefe, que a este paso te va a ir
mejor puteando conmigo.
Salimos del hotel y desde la esquina me lanzó un beso como
si hubiera sido su mejor día.
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