Page 181 - Antologia FONCA 2017_sp
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NOVELA
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El teléfono suena con insistencia. Apenas y puedo levantarme,
descuelgo el auricular y contesto.
–¿Bueno?
–¿Dónde has estado? –suena la voz de mi jefe. Volteo a ver el
despertador que marca las seis.
–No jodas Rubén, faltan dos horas para entrar a la oficina.
Tengo una nota que va con punch, como te gustan y me pasé la
noche investigando.
–Déjaselo a Laura o Raúl, tú te vas a ahorita mismo para San
Cristóbal.
–El vocho no sirve, está muerto. Además tengo que ir al foren
se a ver qué más rescataron de la escena del crimen; tengo in-
formación que va a darle candela al asunto de la prostituta.
–Pásate por otro coche a la oficina. Pero ya, en chinga, que se
está armando la gorda y tú pensando en joterías.
–¿Qué pasa?
–La venganza de Moctezuma. Los indios se están levantando.
–Pero quiero hablarte de la información que conseguí de los
muertos que…
–Tú y tus pinches muertos, ya estuvo bueno de pendejadas;
eso es para cuando no tenemos nada mejor que hacer.
Lo escucho azotar el teléfono a través del auricular. Indígenas
sublevándose, no es nuevo, pero vende. Quizá le vaya bien al pe-
riódico como aderezo para cambiar un poco la línea editorial.
Tomo mis pantalones y me apresuro a vestir.
El ascenso es vertiginoso. La carretera estrecha obliga a conducir
con mucha precaución. A través de la neblina pueden verse los
faros de los camiones que anuncian su paso por las curvas inva-
diendo los espacios que, tras el exceso de dimensiones, vuelven el
camino un intento suicida por llegar hasta aquella ciudad.
Con el mecapal atado a la frente, cargando madera por veredas
que apenas y pueden verse entre la llovizna que empieza, suben
los indígenas hasta sus comunidades perdidas entre los bosques.
El frío cala los huesos. La familia entera lleva su carga de palos,
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