Page 180 - Antologia_2017
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NOVELA

    Otro autogol del equipo Neto en el juego contra la liga de
la moral. Sudo en cascadas de sólo imaginarme repitiendo el
año.

    –Disculpe por la confusión, se lo ruego a las dos. Háganlo como
un favor personal. Durante años hemos creído en el renombre de
este colegio y jamás faltó ningún pago de colegiatura. Recomen-
damos la escuela a muchas amistades y planeamos que nuestra
hija menor, Olivia, el próximo año estudie con ustedes.

    Papá siempre discute por el lado del dinero, como si en cada
caso fuera a salvarlo. A veces funciona y yo ruego que les intere-
sen las colegiaturas de mi hermana.

    –Señor, creo haber sido muy clara con respecto a las otras acti-
tudes de su hijo. Aquí, en nuestro expediente, tengo su firma en
todos los reportes de mala conducta enviados a su casa, y hasta aho-
ra que decidimos expulsar a Ernesto, usted se presenta…

    –¿Cuáles reportes?
    La pregunta me rebota en el cráneo. He falsificado la firma de
mi padre en cada uno de esos papeles. No me es difícil copiar sus
garabatos y jamás lo habían sospechado. Antes de que la cosa ex-
plote sin remedio, interrumpo:
    –…Quisiera pedir una disculpa, fue una idea muy tonta haber
traído una botella de coca con ron. Lo hice para impresionar a mis
compañeros y les prometo a las dos que nunca volveré a hacerlo.
A lo mejor no soy el mejor alumno, pero en serio me arrepiento.
Por favor denme la oportunidad de quedarme…
    –Ernesto, no interrumpas. Señor, como usted debe saber –con-
tinúa dirigiéndose sólo a mi papá– en esta institución nos interesa
mucho la disciplina y cuando hay un problema mandamos report­es
para que los firme alguno de los padres. Aquí tengo ocho reportes fir-
mados por usted.
    La señorita Emilia abre el folder sobre el escritorio, le ofrece la
evidencia a papá y con ello ejecuta mi sentencia de muerte. Él re-
visa las hojas una por una y, justo cuando daba yo por terminada
la batalla, sabiéndome expulsado y castigado por años, papá dice,
para mi sorpresa:
    –Claro, ya sé de qué se tratan, los he firmado, y he tomado me­
didas con mi hijo. Pero ustedes nunca me han citado, porque como

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