Page 21 - Antologia_2017
P. 21

ISRAEL TERRÓN HOLTZEIMER

Enrique caminaba lento, debía sostenerse de la pared. Llegó a la ha­
bitación y tocó algunas veces. Nadie respondió, así que abrió la
puer­ta con su llave maestra. Prendió la luz y ahí encontró a un tipo
roncando en la cama. Ni siquiera había tirado de la cobija. Enrique
lo sujetó para sacarlo de ahí.

    –¿A dónde me lleva? –preguntó el tipo con las palabras enre-
dadas por el alcohol.

    –A otra habitación, caballero.
    –¿Por qué o qué? ¿No sabe quién soy?
    –Ya nos dijiste que eres fotógrafo –respondió Enrique con fas-
tidio.
    –Soy muy famoso, mis fotografías han salido en la portada de
El Norte.
    –Ese periódico llega gratis a mi casa y ni así lo leo.
    Terminó por meter al tipo en la habitación 207. Sólo se escu-
chó un golpe seco, no alcanzó la cama antes de caer dormido sobre
la alfombra sucia y gastada. Enrique cerró la puerta y le entregó las
llaves de la habitación a Gabriela.
    –Toda suya, señorita –le dijo con pleitesía.
    –Gracias –Gabriela respondió tímida ante lo absurdo del suce-
so. Alcanzó a ver un sombrero sobre el viejo televisor –Oiga, creo
que este sombrero es del tipo ése, el fotógrafo.
    –A ver –Enrique sujetó el sombrero y se lo puso –creo que me
queda muy bien.
    Caminó de vuelta a las escaleras con el sombrero puesto. Gabrie-
la, desconcertada, cerró la puerta y suspiró con la espalda recargada
en ella. Reconoció la obscuridad rojiza por el neón que ilu­minaba la
habitación desde la ventana, los marcos de protección que partían
la luz en líneas horizontales y el sonido de las sirenas que constante-
mente patrullaban la zona de tolerancia. Perc­ ibió el olor a humo de
cigarro, perfume barato y desesperación existencial que había deja-
do el fotógrafo tras de sí. Con la mano estiró la cobija para alisar
la parte de la cama en la que estaba acostado. No había mucho qué
hacer. El cuarto era tan deprimente, justo como la primera vez.
    Se asomó por la ventana y vio cómo la nieve comenzaba a ex-
tenderse. Maldijo, en la ciudad casi no nevaba, de una a dos veces
por año, apenas unas cuantas horas, y ese día tenía que hacerlo. Sen­

                                                                                             21
   16   17   18   19   20   21   22   23   24   25   26