Page 24 - Antologia_2017
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CUENTO
–Así que, por favor, tome sus precauciones, ya que todo indica
que la tormenta irá empeorando en el transcurso de la noche –dijo
la presentadora del clima.
–Vaya tontería –dijo Gabriela apagando el televisor.
Se levantó de la cama y se asomó por la ventana. La tormenta
se intensificaba. Con la luz del letrero del hotel veía cómo las plu-
mas de nieve se habían vuelto agresivas contra la ventana de la
habitación. El horizonte se perdía en los remolinos de invierno.
Sin esperanza recargó su cara contra el marco de la ventana. Sabía
que jamás llegaría con el temporal así. La situación comenzaba a
avergonzarla y le preocupaba cómo volver a casa.
Suspiró y su aliento empañó el cristal de la ventana. Escribió la
palabra amor sobre éste y, mientras miraba a través de los dedos,
la ciudad resplandecía en blanco y negro, como en esas películas
de la edad de oro que reflejaban opacamente las luces de la metró-
poli. Y entonces, ahí, debajo de un viejo farol que muy apenas si
iluminaba, se encontraba él, esperando para cruzar la avenida en
medio de la tormenta. Su corazón se volcó como si su pecho fuera
un manicomio. Giró su mirada hacia el interior de la habitación y
la vio restaurada como en los mejores tiempos. Las sábanas impe-
cablemente blancas de la cama, la reciente alfombra del piso y las
luminarias de la mesa. Sin entender mucho lo que sucedía miró
por la ventana de nuevo y él ya cruzaba la calle. Contuvo la respi-
ración y se puso a pensar en la primera palabra que diría, en la
primera pose que vería al abrir la puerta. Se quedó de pie, casi sin
moverse, enfrente de la ventana...
–Buenas noches –dijo un caballero en recepción limpiando su ga-
bardina de la nieve, quedó un poco sobre los hombros. –Voy a en-
contrarme con una dama en la habitación doscientos cuatro.
Enrique bajó el periódico que leía cuando escuchó el número
de la habitación. Fue el mismo ruido del papel que hizo que vol-
teara. Se extrañó por la mirada clavada de Enrique.
–Bonito sombrero –dijo el caballero tratando de responder el
contacto visual.
–Gracias, fue un obsequio –dijo Enrique haciendo una cortesía
con su cabeza.
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