Page 35 - Antologia_2017
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DANIEL MOSQUEDA

decirle algo pero no puedo, le pregunto cómo está por octava vez
en el día, le digo que esta vez me refiero al alcohol, menos ebria
ella, menos ebrio yo, ¿menos ebrios que cuándo? Por fin me deci-
do, miro al frente, balbuceo, rodeo, me pregunto si entenderá mis
palabras arrastradas. No entiende, no las palabras sino la confe-
sión, es muy pronto, no lo esperaba, ¿de verdad?, me sorprendo
yo a mi vez. Me pide una semana para aclarar su mente, para saber
si iniciar o no una relación, para darme una respuesta. Yo no re-
cuerdo haber pedido algo más, en realidad sólo era una declara-
ción de mis intenciones, lo que no suelo hacer, pero que hago por
la importancia que ella tiene para mí, por su piel de malvavisco,
por la nostalgia en sus ojos, por sus zapatos gastados de ir a cenas para
uno, por las postales que guarda esperando destinatario, por la exi-
gencia consigo misma, con su educación de escuela pública, por-
que no es una chica de las que van y vienen, que se pierde en el
pas­ ado o se funde en el recuerdo con otras, porque creo estar ena-
morado, ¿de qué? Ella pregunta algo parecido ¿por qué? ¿Por qué
te gusto? Todo es demasiado rápido. Por qué, vuelvo a mi pregun-
ta, ¿por qué ella no es como las demás? ¿Por qué creo estar ena-
morado? No lo sé, respondo, en realidad sí lo sé, pero no lo he
pensado, tampoco el cómo debo decirlo, quizá todo esté en mi men-
te. No quiero asustarla, pero necesito convencerla de que lo que
digo es real, la primera vez que te vi me gustaste, en el reencuentro
quería besarte, no me pasa últimamente, he salido con mujeres
guapas, interesantes, error, pero no he sentido nada últimamente,
no siento atracción, no siento deseo. Me haces sentir bien, me ha-
ces sentir que quiero estar contigo, confortado, querido, cómodo.
Me gustas, creo, por tu escencia y no tu currículum o físico. Es
química.

Tres

Mi rincón de trabajo ahora huele a humo, a cerveza, elementos
presentes cada noche en mi vida, que esta vez no son opacados por
el aroma de ella. Temeroso busco la camisa, huelo el pecho, aún
conserva su perfume, ahora menos intenso. La dobló con cuidado

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