Page 47 - Antologia_2017
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DULCE AGUIRRE

    Es una imagen que parece inventada, como aquella ciudad. Mi
abuela era comunista, vivía en esa calle y se había suicidado poco
antes de que acabara la guerra. Los del barrio decían que se había
arroj­ado desde la ventana de su casa, y que si caminabas por ahí se
te aparecía y te obligaba a hacer cosas.

    Esa noche fuimos a esa calle, tocamos el timbre de la casa, y
entonces la vi.

    El invierno es el verano, es el otoño, es la primavera, y sobre la
tierra era el último día de una pequeña creación.

Meditaciones de una muñeca

Doy vueltas por la habitación, haciendo piruetas como una baila-
rina. La música se cuela por entre las rendijas de algún artefacto
resonador. No sé de dónde viene, pero alcanzo a distinguir las no-
tas, mis pies calcan el ritmo y saltan, caen al suelo o se deslizan
con una vivacidad extraña; no sabía que era tan ligera. Digo que
no sabía, pero es una artimaña, una manera de ocultarme para per-
manecer quieta y esquivar la mirada que me condena a saltar, caer,
repetir la cabriola. Querría cerrar los ojos, pero no sabría cómo
imitar la caída de los párpados porque en mí las pestañas, la pupi-
la y el pliegue son manchas de colores apenas separadas por el
contorno negro que da forma a mi rostro. En los otros he visto una
movilidad curiosa: hablan, se ríen, hacen muecas. Y yo, ¿tendré al-
gún gesto? Pienso en eso mientras doy vueltas, ¿o estoy sentada?;
alguien me observa y entonces supongo que estoy de alguna for-
ma, pero no sé si la imagen es suya. Podría ser mía. Quizá estoy
imaginándome que salto, o tal vez unas manos me sacuden y luego
me acomodan en la sillita roja. Me cuesta distinguir, quizá porque
mis ojos siempre están abiertos y es difícil separar los estímulos.
¿Quién habla para decir que soy ligera o que alguien me mira desde
aquel par de esferas descomunales? ¿Soy esa, o la que calla? ¿O qui­
zá alguna otra? Una de aquellas cuyos vestidos se alborotan al tacto
de los dedos, cuyos párpados caen. No sé si tendrán más voluntad
que la mía, aunque sus cuerpos se tuerzan fácilmente. ¿Escucharán
la música? Quisiera saber si se miran unas a otras, y si acaso alguien

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