Page 53 - Antologia_2017
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GUSTAVO FRANCO

no del aparato de banda civil, lo pone frente a su boca, presiona el
botón y saluda. –Siete tres cinco uno, colegas, ¿qué dice la cinco
siete? Aquí diez veintiocho el Bigotes que les manda muchas ben-
diciones desde la cabina de control del portable. ¿Alguien que ten-
ga veinte entre Fresnillo y Río Grande para llegar a una cachimba
de Lázaro a modular el mostacho y la servilleta conmigo y un diez
doce que viene en el banquillo de los acusados?

    –Diez veintiocho el Yiyo, de la Tía Juana, saliendo de Fresni-
llo. ¿Qué dice, mi Bigotes? ¡Tanto tiempo sin verlo! Setenta y tres
cincuenta y uno –en breve escupe el transceptor de radio una voz
con sordina, gangosa y difícil de descifrar.

    –Al cien, al cien, camarada. ¿Qué cuenta? ¿Hacemos doble dos
abajo del puente de Lázaro, o qué?

    –Diez cuatro, afirma. Ahí lo espero en la birriería para echar la
botana. Quedo en ocho.

    –Copeteado, compa. Estamos en ocho. –Cuelga el micrófono en
el clip metálico pegado al techo de la cabina y me notifica– ya
mero llegamos a cenar un platote de la mejor birria zacatecana,
ya verás.

    La noche cae y apenas flanqueamos Río Grande hace menos de
una hora. Nos detenemos a la orilla del camino. Bajamos de la uni­
dad y entramos a un pequeño restaurante compuesto por una co­
cinita con grandes ollas y un comedor de tres mesas con tristes
manteles de plástico. Dos de ellas están vacías y, en la tercera, el
Yiyo sentado, esperando. El tipo es alto y huesudo, y se levanta de
la silla con un gesto obtuso que no logra ocultar una indudable
fragilidad. Saluda al Bigotes, que le estrecha la mano con gusto y
lo invita a volver a sentarse.

    –Este es el Greñas –afirma en clara referencia a mi pelo largo –,
que viene a entregar la carga. Greñas, éste es el Yiyo.

    –Pinche Bigotes, ¡ya le encontraste apodo! Estás cabrón.
¿Qué ha habido, mi compa? –Me aprieta la mano sin esperar res-
puesta a su pregunta y sugiere– ¿quieren pedir de una vez? Yo
acabo de encargar un plato grande. Ya no tardan en traerlo.

    Una joven con pecas se acerca con el pedido y le encargamos
otras dos porciones similares. Cuando las trae Bigotes le pregunta
por Concha, su amiga, la dueña del lugar.

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