Page 66 - Antologia_2017
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CUENTO

arregle. No me voy a perder pasear, recorrer la ciudad, ver qué me
encuentro.

    Salgo del departamento. Afuera el sol brilla amarillo, el cielo
es el azul clarito, típico del otoño en la Ciudad de México, y el
edificio todavía es de ladrillos naranjas, como el resto de la uni-
dad. Ningún otro cambio de color, entonces. A mi mejor amiga le
pasó una vez con un sync del 70 % que todos los colores se le re-
volvieron. Tuvo cambios inesperados, llegó a verlo todo en sepia,
en blanco y negro, en negativo. Terminó por reiniciar.

    Al cruzar el estacionamiento me sorprende ver el Focus de Car-
los estacionado entre los demás y me detengo frente a él. Carlos lo
vendió cuando nos mudamos juntos, pero el coche está en muchos
recuerdos de los primeros años de nuestra relación. Recuerdo ver-
lo por la ventana, estacionado afuera de mi edificio cuando venía
a recogerme después del trabajo, o ese viaje a Michoacán en el que
nos perdimos y terminamos pasando la noche parados detrás de la
casa de una señora sin saber que la playa estaba muy cerca. Los
recuerdos me duelen en el estómago sobre todo porque se sienten
lejanos, como si le pertenecieran a alguien más.

    En la reja me encuentro con el poli comiendo una torta de ta-
mal. Por impulso busco la ventana de datos junto a su cabeza y no
verla me despista. Termino mirándolo a los ojos porque no sé a
dónde más ver. No tengo cómo saber su nombre, su edad, cuánto
tiempo lleva de su turno o cualquier otra parte de su información
pública. Un efecto secundario molesto, pero no desalentador.

    –­ Uy ¿un día roto, güerita? –dice entre mordidas echando una
ojeada al monitor frente a él, donde puedo ver mi fotografía. La
torta huele fuerte, como si la tuviera debajo de la nariz o directa-
mente metida en la cabeza.

    Le sonrío con pena, se me había olvidado que sí estoy produ-
ciendo telemétrica y todos pueden ver el error.

    –Sí, poli. Pero es pequeñito.
    –Pues tenga cuidado. A mí esas cosas no me gustan, pero mi
nieta sí está conectada. Yo le dije que tuviera cuidado, que no se
anduviera con tonterías, pero hace algunas semanas tuvo que rei-
niciar y fue un desastre. Ya sabe usted como es la burocracia.
    –Sí, poli. Oiga, una pregunta, el Focus verde, ¿de quién es?

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