Page 139 - Antologia FONCA 2017_sp
P. 139

NOVELA

al mismo tiempo fulgurante. Éramos totalmente dispares, antagó-
nicos, en apariencia, pero de fondo compartíamos un mismo pla-
cer por los excesos: la comida y el sexo eran el punto de cohesión.

    Ella seguía sobre mí a pesar de que yo había caído en un es-
pasmo de somnolencia. Ese día, además, no pude dejar de llorar y
la depresión en la que estaba sumido me volvía un ser aún más
horripilante. El sueño que me invadió en pleno coito era la prueba.
Sus movimientos rítmicos iban en crescendo, tratando de con-
cluir un episodio más de su placer dominical, pero era imposible
hacerlo conmigo: la flacidez de mis cuerpos cavernosos se mani-
festaba como decepcionante, y sin embargo ella se rodó hacia el
piso y usó otro objeto de dimensiones adecuadas para poder ter-
minar lo que había empezado sobre mí. El ruido del aire que pa-
saba por la estrechez de mi garganta aún la excitaba y entonces
ella gritó de placer. Yo dormía y roncaba mientras Sonia sonreía
y disfrutaba de sus contracciones involuntarias.

    El disco que teníamos a todo volumen dejó de sonar. También
los vecinos dejaron de molestarnos con el palo de escoba. Ella se
detuvo y fue feliz mirando las paredes de mi habitación: las man-
chas de las paredes, los agujeros en el yeso, las humedades for-
mando figuras obscenas; después de coger de ese modo sólo se
podían ver figuras obscenas en las humedades del techo. Eran
tiempos muy agradables, a pesar de todo lo que sucedió después.

    Después de unos minutos ella se levantó para darme un beso
en la panza que subía y bajaba como un barquito encallado gra-
cias a mis ronquidos. También besó mi pecho y mis labios. Ese
roce fue, en mi incipiente sueño, como si una abeja depositara su
polen en mi boca, provocando una comezón irritante. Entreabrí
los ojos, pero sólo pude verla como una sombra desenfocada. Su
cuerpo era una silueta sutil que no tenía nada que ver con la furia
de su libido.

    Se vistió despacio (qué deleite), y tomó sus aretes, su celular,
la pequeña bolsa que descansaba en el buró desvencijado junto a
una lámpara de foco fundido y volteó a verme. Me sorprendió
que después de la pausa soltara una carcajada estruendosa.

    ¿Qué más podía hacer al ver una mole luchando por respirar,
un mono obeso lleno de pelos en la espalda, en la panza, en el pe-

140
   134   135   136   137   138   139   140   141   142   143   144