Page 146 - Antologia FONCA 2017_sp
P. 146
ALEJANDRO GARCÍA
que en local. Expulsión razonable: aumentaron un 20 % las fla
tulencias que vaticinan el alumbramiento de la mierda; en lugar
de dos macizos fueron cuatro y menor tamaño. El color palideció
y se aprecian breves grietas en las estructuras ovoides.
Martes: (por algún extraño motivo fue difícil conseguir carni
tas en martes) Mercado de la Merced. Calificación 5.2. Todas las
variedades pero sólo había dos en realidad. Secas como la chin
gada o grasosas como nariz de adolescente. Sólo me entraron
tres de maciza. La expulsión empieza a sufrir los estragos del
cerdo, creo. Esfuerzo medio con un leve indicio de dolor anal en
el último esfuerzo, gas al 70 % (previo y durante el evento), color
cada vez más pálido cadáver y olor penetrante, de esos que aro
matizan hasta el pelo de la cabeza. Tengo la extraña sensación
de que la ausencia de verduras empieza a ser un peligro.
Miércoles: Mercado de Jamaica. Calificación: 9.5. Aunque sólo
había maciza, surtida y chicharrón (ya llegué tarde) la relación
entre grasa, humedad, salinidad, textura, sabor y precio era per
fecta. Estuve dos horas entre campechanos y cerveza. El baño
del mercado, como el de todos los mercados, era un horror, pero
ni modo, quería seguir comiendo. La expulsión sigue siendo difi
cultosa, aunque sólo de recordar lo jugoso de la surtida, pujé sin
cobardía. El gas ha disminuido aunque persiste antes y durante
la evacuación. El pastelito cada vez está más fragmentado, como
lodo muy seco y resquebrajado. Perdió su forma de torpedo y
ahora parece más masa para galletas de cocoa. Sorprendente
mente el café oscuro prevalece. Durante el día hay dolor abdo
minal, eructos contundentes y empieza algo de gastritis (la salsa
verde estaba mortal).
Jueves: Las famosas de la colonia Moctezuma. Calificación 9.
Quizá soy subjetivo; tengo que volver a este sitio porque los es
tragos del día anterior provocaron que después del séptimo taco
me tuviera que ir. El baño estaba fuera de servicio y requería
excretar aquello. Llegué a los baños públicos de afuera del metro
y tras pagar mis cinco pesitos desquité con creces. Compadezco
al pobre muchacho que fuera a limpiar aquello. Del esfuerzo por
desalojar pasé al esfuerzo por contener. Algo en la salsa verde
del día anterior no iba bien y la descarga, como truenos en
147