Page 57 - Antologia FONCA 2017_sp
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CUENTO
na todos los asientos están ocupados. Al otro extremo del en
cordado, cubierto por una bata roja con vivos dorados, Robert
Cassidy recibe las últimas instrucciones de su padre, Alan J. Cas-
sidy, un boxeador de origen polaco que fue campeón de los guan-
tes de oro dos veces consecutivas. Es una pelea de rutina para
Cassidy, a quien se le considera ya para retar por el título de los
medios en un plazo máximo de un año. Guadalupe Carrera viene
de una derrota ante Julio Fábregas y, previo a eso, una controver-
tida victoria contra un paisano suyo de nombre impronunciable.
Es una piedra contra la que le quieren afilar los puños a la joven
promesa del boxeo estadounidense, un calentamiento, un spa
rring a lo más. Hasta él lo sabe.
Un aroma a ajo, a humedad domesticada, hace estallar la
arena. Carrera vuelve al presente, se limpia las manos con una
servilleta y comienza a devorar los camarones luego de ofrecer-
me uno. La mesera recorre un poco la grabadora y coloca ahí un
enorme pescado. Lo dejo comer, aunque sé que también aprove-
cha las feroces masticadas para ordenar sus ideas, para pulir lo
que me va a confesar, para hacer que aquello parezca otra cosa y
no lo que todos, o casi todos, saben que fue: un asesinato retar-
dado, un crimen. Como patear una pequeña bola de nieve colina
abajo, algo mitad travesura y mitad algo más, porque ya se ha
visto que allá abajo hay casas. Pienso en Cassidy, en su juego de
piernas, su cintura rápida, sus manos ágiles y sus combinacio-
nes raras pero efectivas. Habría sido campeón, sin duda.
Andrew Lester, el monarca de los medios en aquellos años, a
quien se suponía que Cassidy debía enfrentar por el cinturón,
era bueno, un esteta, pero no había en él nada que indicara la
presencia de un verdadero peleador, de un hombre dispuesto a
recibir una golpiza que mataría a cualquiera y volver para lle-
varse la contienda; y lo peor: no tenía quijada. Lester era la con-
traparte de Cassidy, y además fue todo lo que Cassidy nunca fue:
campeón, por ejemplo.
Cuando el plato está ya casi vacío, y las colas de los cama-
rones flotan como pequeños barcos en la salsa, le pregunto qué
impresión le dio Cassidy una vez que se enfrentaron.
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