Page 166 - Antologia_2017
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NOVELA
librio en el horizonte, los 9.8 metros sobre segundo cuadrado de la
gravedad y la rotación de la Tierra. Cada dos metros giro la cabeza
para comprobar que mi papá sigue detrás de mí, sosteniendo la
bici.
–Dale –me ordena, y yo sigo.
Atravesamos la calle del centro comercial San Fernando, el
más importante de aquellos años. Imagino que todos mis compa-
ñeros del salón caminan por ahí y miran el espectáculo. Pienso en
las burlas y los bullies que me han molestado desde el kínder. En
ese momento quiero desaparecer, que el día termine. Sobre todo,
odio a mi papá.
Pero de pronto aparece en mí una armonía vertical que me hace
sostener la bici yo solo, una llanta detrás de la otra, seguro y veloz.
Sólo me ha tomado media tarde y la voluntad de mi papá.
–¡Eso!
Seguimos el camino y llegamos a nuestra colonia. Detengo la
bici y miro a mi papá con agradecimiento. Por fin he aprendido
algo de él y podré aplicar ese conocimiento durante toda mi vida.
–No hemos terminado ―me dice. Vamos a tu escuela. ―Ahí
hay canchas y puedes practicar.
No lo puedo creer. Ha sido un día agradable, pero él fuerza la
relación hacia el lugar que más he aborrecido en mi vida.
–¡Vamos! –insiste. Él siempre ha minimizado mis quejas y
cree que mis bullies no son sino mis amigos.
–No…
–Que sí.
El resto de la tarde paseo la bici en las canchas de la escuela. Cer-
ca de ahí, un equipo de básquetbol entrena y varios grupos de ami-
gos hacen cosas de amigos. Mientras caen los últimos rayos de sol,
doy vueltas cada vez más atrevidas en la bicicleta de mi hermana,
y la tarde me sabe agridulce.
Mi papá pasaba temporadas fuera de casa, de una ciudad a otra,
fórmula que él y mamá descubrieron para mantener relativamente
a flote su relación.
En 2001 mamá quiere estrechar lazos con su hija y piensa que
mi papá y yo podríamos hacer lo mismo. Así que pasaré la Navi-
dad en la ciudad de Oaxaca y ellas en Costa Rica.
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