Page 77 - Antologia_2017
P. 77

ANDREA CHAPELA

Hice limpia de todo lo que olvidó, no guardé ni siquiera su suéter
del que me había adueñado para leer cuando hacía mucho frío. Se
había ido al otro lado del mundo y yo no iba a dejarlo volver a entrar.

    Respiro hondo. Pero aquí estamos. Este Carlos todavía me
quiere, no está cansado de nuestro día a día, no ha elegido irse y
ahora me mira dolido porque no quiero abrazarlo.

    ―Estoy teniendo un día raro ―le digo. Es un momento de fla-
queza, de querer creerme la ilusión. Sólo un momento. No sé cómo
no pretender que somos otra vez él y yo. Esto es lo que más he
extrañado: quedar de vernos, saber que me espera, y que al encon-
trarnos, me mire como si fuera la única persona en todo el parque,
en toda la ciudad.

    –Igual necesitas un café. ¿Vamos a Regina y hablamos?
    –No. Sólo quiero sentarme un segundo.
    Se sienta de nuevo y me hace un hueco. Levanta el brazo para
que me acomode a su lado. Cierro los ojos, aspiro su olor, recuer-
do la familiaridad de su presencia, el peso de su brazo sobre mi
hombro, mi cuerpo lo reconoce.
    En los últimos meses le he dirigido monólogos tristes, enfada-
dos, desesperados mientras manejo o me baño o como sola, pero
ahora que podría decirle cualquier cosa, sólo puedo pensar que sé
lo que quiero.
    –Me has hecho mucha falta, pero estoy bien. Estaré bien. No
quiero que vuelvas.
    No responde. Su olor desaparece. Miro el lugar en el que esta-
ba. En la esquina de mi mirada hay una ventana que parpadea en
rojo. Cuando ordeno que se abra, aparece el mensaje: Perdone las
molestias. Realidad a un 100 %.

                                                                                             77
   72   73   74   75   76   77   78   79   80   81   82